
A penumbra del salón, nos miramos.
Un rayo, estremeció las sombras
Y vi tu piel eriza.
Del miedo, entre risa, te vas muriendo.
Deslizándote como el hielo en mi piel.
Matas la sangre y su hiel.
Sabes que me aleje, hace tiempo.
No quiero verme en el suelo
Y tú, menos.
Así se deja caer la arena al viento, al tiempo sin templo.
Me viste huir en silencio.
Así como te encontré a ti.
Y el sollozo se envuelve en el vuelo,
Las noches son reposo para el cuerpo
Pero el fuego de la vela
La consume.
Dejando el cuerpo en la desgracia.
No quiero que las hojas se caigan.
El agua que baña al joven roble,
Despojada se vuelva hacia el cerro.
A encontrarse con el siervo amante.
Con el abrazo mas fuerte, ese que esperaste.
Ese que espere.
Ese.
Los cuervos lloraran por lo muertos.
Desde ahora.
El sol girara por la cien.
Las olas se vuelven hacia el horizonte.
Las gotas del cielo saldrán de suelo.
Y es que estamos jugando a quien pierde primero.
El perdedor…
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