El Hombre que regalo la Luna. (parte 1)

miércoles, 11 de marzo de 2009




Hubo un hombre alegre pero que ahora no lo es. Nunca fue muy atractivo ni agraciado, es más, pasó casi toda su vida solo. Nunca se sintió enamorado, las mujeres eran demasiadas simples para él. Era lo que él se decía a si mismo, porque la verdad nunca una mujer le besó ni siquiera una mejilla y a que podía aspirar aquel hombre con tan mala fortuna. Pero un día cualquiera, así como cualquier día que viene y como esos otros días que se van, conoció a una chiquilla que de un flechazo lo amarró a sus pies, Estrella se llamaba, ¿Y como lo supo? La escuchó mientras hablaba con Raquel, su compañera de trabajo. Como un espía la seguía hacia donde fuera que ella iría, incluso casi entra al baño de mujeres pero fue la moral del hombre quien detuvo su acto. Un día de estos, fue sorprendido por nadie más ni nada menos que por Estrella, cuando él con el cuello entre los hombros, y la espalda inclinada caminaba tan sigiloso como rata a sus espaldas. Sin bacilos ni demora ella se detuvo y voltió, quedando face to face con él. “¿Por qué me sigues?” preguntó encrespada, “Porque eres bella” respondió el hombre con el rostro de todos los colores. Ella con su mirada imponente, lo mira fijo y le dice con frialdad “Pierdes tu tiempo, no lo vuelvas a intentar” El hombre, que con esas palabras de regalo, se encierra en su casa por toda una semana. Lloraba en la mañana, al mediodía, la tarde y en la noche entre sueño y pesadilla. Se preguntaba porque era ella, y solo ella, la que su mente volaba, ¿serán sus ojos? Se preguntaba, quizás sea su boca, o talvez era su cuerpo, o era su personalidad, de la que él nada conocía. No entendía, que era lo que lo hacia sentir enamorado, pero se prometió a si mismo que ella seria su esposa costase lo que costara. Junto dinero, mucho dinero y con cirugía láser arreglo su cara y su cuerpo. Si es que alguna vez ha existido un príncipe azul ahora se le podía ver en vivo. Llegó ese día al trabajo y nadie le reconocía, buscaba en cada escritorio la mirada de Estrella, la cosa es que entre todas las caras de las mujeres vio que todo los ojos lo miraban pero menos los de ella. Fue a su escritorio y ya no eran los ojos de las mujeres quienes lo seguían, eran también los hombre que se preguntaban “¿Y este de donde salió?” Golpeó el escritorio de Estrella, y le dijó dulce y fuerte “Estrella mírame, ahora soy distinto, ¿Quieres tú casarte conmigo?” Ella lo miraba con la misma mirada de antes “Pierdes el tiempo” le repitió y volvió a lo suyo. Las mujeres de la sala, gritaban desesperadas, “Yo quiero” “Elígeme a mi” y un sin fin de cosas más que no puedo escribir en este cuento. Algunas se le lanzaron encima y al final tuvo que salir corriendo antes de ser devorado por mujeres prendidas al fuego puro. En su casa llegó a pensar que estaba mal. Estaba claro, en toda su misericordiosa vida, jamás aprendió a amar y era probable que sus métodos fueran pocos adecuados para la ocasión, algo más de romanticismo arreglaría esta situación. Estuvo una semana entera encerrado en la biblioteca leyendo poemas y cuentos de amor, vio películas, series, miraba a la gente en su vida cotidiana como desarrollaba esto llamado amor. Volvió a la oficina pero esta vez decidió no entrar, se acordó de las mujeres que lo hicieron arrancar. Espero alrededor de 5 horas, con un ramo de flores que se marchitaba, un millar de poemas que en su cabeza se borraban. Nadie jamás podrán explicar el poder del amor, como que es que este hombre pasó todo un día sin comer, tan solo con el corazón latiéndole cada vez mas fuerte entre mas se acercaba el fin de la hora laboral...


**Imagen sacada de => http://sarafdez4.blogspot.com/

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